Para pulir, hay que destruir ... un poco!
Esta vez les contaré sobre algo importante sobre la estética de nuestros vehículos. Si compramos un auto nuevo, nos daremos cuenta que la pintura está perfecta (claro que en algunos concesionarios no le dan el cuidado adecuado mientras está guardado y lo van rayando) y que tiene un brillo muy intenso. Nos da gusto llevarlo a cualquier lugar y que la gente vea nuestro auto nuevo. Se vuelve una cuestión de orgullo (para algunos este talvez sea un aspecto secundario, pero para los que si es importante, seguir leyendo 😊).
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Pero, como todo en la vida, con el paso del tiempo, va envejeciendo, de a poquitos, o a veces más rápido si uno es descuidado. Esto se ve en la pintura del auto. Con el tiempo, los lavados del auto (que a veces uno manda a rayar su carro más que a lavarlo por como termina), roces accidentales o intencionales con otros vehículos, personas, naturaleza, etc. Van haciendo que la pintura se raye, desde aspectos muy microscópicos hasta otros que se notan al estar parado al lado del auto. La cantidad de rayones finos y gruesos va aumentando año tras año y se va estropeando nuestra pintura.
Es fácil observar esto, podemos acercar una linterna a la pintura y ver como aparece un montón de líneas circulas, que no están hechas en circulo en si, sino que al llegar un punto concentrado de luz hace que las rayaduras aledañas se vean dando esa sensación que son círculos, que en verdad son millones de rayitas en diferentes direcciones.
Entonces llegamos al punto principal de esta publicación. Si queremos que nuestro auto vuelva a lucir como nuevo hay que aceptar que tendremos que pulirlo cuando la cera (es muy útil en algunos casos para ocultar las rayas más finas) ya no es suficiente. Pero no muchos saben que significa pulir. Pulir no es llenar los rayones y que así desaparezcan, sino todo lo contrario, se elimina toda la parte aledaña para así nivelar los extremos del rayón para que sea menos visible. Por eso el título de la publicación: "Para pulir, hay que destruir...". Esto es porque para remover un rayón profundo y muchos superficiales tenemos que nivelar la pintura con un pulidor intermedio, este retirará rápidamente la mayor parte de los rayones, pero a su vez dejará muchas rayas finas en el camino (porque un pulidor en sí es una lija per extremadamente fina, en otras palabras igual va a rayar el carro pero a un nivel más fino). Es ahí donde entra el pulidor más fino para terminar de dar el acabado brilloso eliminando las líneas que se formaron con el pulidor intermedio (el pulidor fino también genera miles de rayas pero son tan delgadas que el ojo humano no las puede ver fácilmente y da la impresión que no tiene ninguna). Cuando digo "destruir" me refiero a esa etapa en la que se aplica un pulidor intermedio o uno agresivo para poder quitar pintura rápidamente y así eliminar los rayones. Y al final el pulido fino le da el acabado más brilloso que refleja el sol con tanta intensidad.
En caso de un pulido a mano, las líneas serás más visibles, a pesar de aplicar el pulidor fino como se ve en las fotos. En este caso se removió una línea larga que iba de un extremo a otro.
Después de aplicar el pulidor intermedio a mano, la línea se difuminó pero también generó muchas líneas finas. |
Aquí se aplicó el pulidor fino y se ve como disminuyeron las líneas generadas por el paso anterior y también desapareció la línea. |
Pero en caso de utilizar una máquina para pulir, los resultados van a otro nivel. En esta foto se ve la parte trasera de mi auto recién pulida.
Por eso, si van a pulir un rayón de su auto, sobre todo si es pintura negra, deben tener cuidado porque a veces le van a generar más líneas finas que lo pueden opacar con el tiempo. Si se pule en exceso o con demasiada fuerza, se puede estropear la pintura o llegar a quitar la pintura en sí. Espero que hayan podido aprender un poco más sobre que es lo que hace el pulido cuando se habla de autos.
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